Los criptogramas, como las adivinanzas, nos permiten jugar con el lenguaje. Éstos se utilizaron antes como códigos con los cuales se podían comunicar ciertas personas, pero otras no debido a que, por ejemplo, en la guerra, debían mantener en secreto distintas cosas para que el enemigo no los venciera. Con el paso del tiempo, los criptogramas se convirtieron en una manera divertida de comunicarse con quienes elegimos para que nadie se entere de lo que queremos decir.
Así, cuando escribamos un mensaje a un amigo nuestro que también tenga esta secuencia numérica, podrá descifrarlo. Por ejemplo:
¿Puedes responder qué quiso decir el mensaje?
RESPUESTA: “TE QUIERO”
Lo mismo sucede si le agregaras símbolos: el dibujo de alguna fruta o planta que te guste mucho por cada letra, por ejemplo, o la figura de algo que te guste mucho: animales, figuras geométricas, etcétera.
Por ejemplo:
A
B
C
D
Cuando escribas tu mensaje, se verá como una secuencia de frutas y plantas para todos, o como una serie de números que no tienen sentido, pero tú, y los amigos que posean el código, sabrán que estás diciendo: “Nos vemos a las 5 para ir por helado”.
En este video podrás conocer un poco más de la historia de estos códigos secretos.
Y, aunque no sea un criptograma, precisamente, hablar al revés, también puede hacer que quienes estén a tu alrededor no comprendan lo que estás platicando con tus amigos. Resulta complejo, pero en esta canción podrás ver que es posible: