En esta bóveda, el árbol de Jesé representa al linaje de David, que toma la forma de un excelso almendro florido que brota del costado de Jesé, su padre, como había profetizado Isaías. Tras el árbol aparece representada la Jerusalén celestial, como símbolo de la restauración espiritual anunciada por los profetas y también por el Apocalipsis.
En el centro de la bóveda, el sol «que viene de lo alto para iluminar a los que viven en la más profunda oscuridad», como dice el cántico de Zacarías, anuncia el nacimiento del Mesías.
En el lado opuesto de la bóveda aparece representado Moisés guiando al pueblo en el paso del mar Rojo. Este paso es un camino de libertad que une el significado de la Pascua judía con el mural del crucero dedicado a la resurrección de Jesús.
