En el centro de la bóveda que precede al muro destaca la estrella que guía a los magos y a los hombres y mujeres de buena voluntad. La estrella surge de una constelación junto al ángel anunciador. En la parte izquierda de la bóveda, Juan Bautista, precursor de Cristo, clama en el desierto, donde se alimenta de miel y langostas. En la parte derecha aparece el profeta Isaías entre serafines y con una brasa sostenida por unas tenazas para purificar sus palabras.
En el muro del Nacimiento, la composición altera bastante la tradición iconográfica sobre el tema. María está encarada hacia el Niño, que se intuye que duerme en el pesebre. De esta comunicación entre madre e hijo queda al margen José, colapsado por el nacimiento de Jesús, como aparece ya en la tradición iconográfica rusa. Sostiene la vara florida, detalle que alude a la profecía de Isaías referida al árbol de Jesé. La escena, con el buey y la mula, se sitúa en una cabaña de campo en medio de un paisaje invernal. La Epifanía aparece evocada por los tres caballos de los magos y por las tres ofrendas: oro, incienso y mirra.
