Page 87 - @ccess 3 Reader´s Book
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La chica y las naranjas
AMIGA: ¿Cuándo decidiste dedicar tu vida a la educación de
las mujeres?
MALALA: Hace unos años, en un viaje a Shangla.
AMIGA: ¿De veras? Cuéntame más de eso.
MALALA: Viajaba con mi familia a Shangla porque mi padre
acababa de comprar un terreno ahí. Mientras cruzábamos el
Malakand Park, vi a una chica que vendía naranjas. Nos
detuvimos a comprar algunas, porque se veían deliciosas.
AMIGA: Puedo imaginar que te emocionó tomar algunas
después del largo viaje.
MALALA: Sí, estaban muy buenas.
AMIGA: ¿Qué pasó después?
MALALA: Luego de que decidimos cuántas compraríamos, mi
padre le pagó a la chica. Una vez que recibió el dinero, ella
hizo cinco marcas con un lápiz sobre una hoja.
AMIGA: ¿Por qué hizo eso? No entiendo.
MALALA: Era su manera de contar las naranjas que nos
había vendido.
AMIGA: ¡Ah!, no sabía leer ni escribir, ¿verdad?
MALALA: Exacto. Esas marcas le ayudaban a saber la
cantidad exacta de naranjas que había vendido.
AMIGA: ¿Qué hiciste después?
MALALA: Le tomé una foto y juré que haría todo lo que
estuviera en mi poder para contribuir a la educación de chicas
como ella. Fue entonces que decidí que esa era la guerra que
libraría.
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