Page 67 - @ccess 3 Reader´s Book
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“¿Qué?”, exclamó el genio, incrédulo. “¡Insensato! Lo
viste con tus propios ojos”.
“Es difícil creer que esta vasija haya sido capaz de
contener aun la más pequeña porción de un ser tan
grande como tú. No puedo creer tal cosa. Es imposible”,
declaró el pescador.
“¡Cómo te atreves!”, clamó el genio, sacudiéndose de
furia.
“No, no creo tu historia”, dijo el pescador, y dio la
impresión de que el genio explotaría de rabia.
“¡Entonces lo verás una vez más!”, rugió, y empezó a
transformarse de nuevo en humo. Justo comenzaba a
hacerlo cuando se propagó por el mar y la playa, y a la
manera de un tornado en remolino se convirtió en una
masa giratoria cada vez más densa hasta que,
centímetro a centímetro, se deslizó dentro de la vasija.
“¡Ahí lo tienes!”, bramó desde dentro con retumbante
voz. “¿Me crees ahora?”
“¡Sí!”, dijo el pescador, pero mientras hablaba se apoderó
de la vasija. “Y ahora, genio”, le dijo, “te arrojaré de
nuevo al mar, y dejaré una advertencia para todos los
pescadores que lanzan sus redes aquí: ‘No abras nunca
una vasija de cobre que encuentres en estas aguas’”.
“¡Me engañaste!”, protestó el genio, con voz débil y
lacrimosa. “Quita la tapa y prometo que no te haré daño.
Te recompensaré con una riqueza enorme”.
El pescador sacudió la cabeza y dijo: “No puedo creerte.
Tengo miedo, porque también conozco historias de
traidores y voy a contarte una”. Así lo hizo, y mientras la
relataba, lanzó la vasija al mar, donde, dice la gente, ha
permanecido a lo largo de los últimos siglos.
Fuente: http://goo.gl/EloBDk
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