Page 90 - Saberes y Raíces - Español 2
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Analizar un texto literario consiste en estudiar con detalle sus características.
Esto permite interpretar de una manera más amplia el tema o asunto que tra-
ta, así como el mensaje que busca transmitir.
Entre los elementos que podemos analizar, están los siguientes:
a) Tema. Asunto del que trata la historia, por ejemplo: el amor, la amistad, la
valentía, el engaño, el espacio, etcétera.
b) Estructura. Partes en las que se divide la narración: planteamiento, con-
flicto o desarrollo, clímax y desenlace.
c) Elementos literarios. Componentes de una narración: personajes, narra-
dor, acciones, ambiente y tiempo narrativo.
d) Recursos literarios. Conjunto de medios estilísticos de los que se vale el escritor para enriquecer la narración, como
la metáfora, el símil, el oxímoron, la hipérbole, la metonimia, etcétera.
e) Datos biográficos. Información sobre el autor, así como algunos momentos importantes de su vida que influyeron
para que escribiera textos literarios.
f) Contexto histórico. Época en que vivió el autor y desarrolló su obra literaria.
g) Corriente literaria o movimiento artístico. Tendencia de estilo, ideología, estética o temática que se sigue en una
época o periodo histórico.
3. Lee el relato siguiente y resuelve lo que se solicita.
• Durante la lectura, subraya los nombres de los personajes.
El centinela
La próxima vez que vea la luna llena en lo alto, hacia el Sur, mire con atención
a su reborde a mano derecha y deje a su ojo viajar hacia arriba a lo largo de la
curva del disco. Alrededor de las dos del reloj, observará un círculo pequeño
y oscuro. […] Se trata de la gran llanura amurallada, una de las mejores de la
Luna y que se conoce como Mare Crisium, el Mar de las Crisis. […] No había
sido nunca explorada hasta que entramos en ella a finales del verano de
1996. […] Yo era geólogo, o mejor dicho selenólogo, si desea ser pedante, al
mando del grupo de exploración de la zona sur del Mare. […]
Me tocaba a mí preparar el desayuno en el rincón de la cabina principal, que hacía las veces de cocina. Después de
tantos años, puedo recordar aquel momento de una forma muy vívida. […] Mientras me hallaba de pie al lado
de la sartén, aguardando […] a que se dorasen las salchichas, dejé que mi mirada errase ociosa por las paredes de
la montaña […]. Estaba ya volviéndome, cuando mi ojo captó un reflejo metálico en lo alto de la arista de un gran
promontorio que se proyectaba hacia el mar. […] Se trataba de un punto de luz impreciso, como si una estrella hu-
biese sido arrancada del cielo por uno de aquellos crueles picos, y me imaginé que alguna pulida superficie rocosa
captaba la luz solar y hacía las veces de un heliógrafo directamente hacia mis ojos. […] Tuve curiosidad por saber
qué clase de roca podía brillar allí con tanta intensidad. Subí a la torre de observación e hice girar hacia el Oeste
nuestro telescopio de diez centímetros, vi lo suficiente como para quedar tentado. […] Aquello que atrapaba la luz
solar era demasiado pequeño para ser captado. Sin embargo, parecía poseer una simetría elusiva. […] Contemplé
aquel resplandeciente enigma, forzando durante un buen rato mis ojos hacia el espacio, hasta que un olor a que-
mado procedente de la cocina me dijo que nuestras salchichas para el desayuno habían efectuado en vano un viaje
de más de cuatrocientos mil kilómetros.
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