Page 81 - Saberes y Raíces - Español 3
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               Los recursos estéticos del texto dramático



                  Un guion dramático debe interesar y emocionar al público. Para ello, los dramaturgos emplean diversos recursos cuan-
                  do escriben tanto el texto primario, que son los diálogos, como el texto secundario, conformado por las acotaciones
                  y las especificaciones sobre el escenario.
                  Recursos del texto primario
                  •  Signos de puntuación. Se emplean para marcar el ritmo del texto (dos puntos, coma, punto y seguido, punto y apar-
                     te), así como la intención de los parlamentos (signos de admiración e interrogación, puntos suspensivos).
                  •  Variantes de la lengua. Se usan para definir el modo de hablar de cada personaje acorde con su perfil (edad, ocu-
                     pación, condición económica, personalidad). Por ejemplo, un joven usaría la manera de hablar de su generación,
                     mientras que un pirata hablaría con rudeza y autoritarismo.
                  •  Recursos literarios. Con frecuencia, se emplean la metáfora y la hipérbole
                     (exageración) para imprimir emotividad en las palabras y conseguir que el pú-
                     blico también la experimente.
                  Recursos del texto secundario
                  •  Descripciones. Se usan para especificar detalles del escenario: iluminación,
                     sonido, vestuario, utilería. Deben incluir adjetivos para explicar con claridad lo
                     que quiere mostrar el autor.





               8.   Lee el siguiente fragmento de un guion teatral. Después, haz lo que se pide.



                                                           Cuentas por cobrar
                                                               Alejandro Licona
                  MUJER: (Impaciente.) ¿Dónde andarán, Chihuahua? (Cuelga.) ¿Qué pasa? ¿No se puede?
                  HOMBRE: (Incorporándose.) Ahorita salimos o dejo de llamarme Arturo.
                  (Retrocediendo y la arremete contra la puerta. Se da un trancazo. Varias veces lo hace, sin
                  resultado.)
                  MUJER: ¿No que era fácil de abrir esa puerta?
                  HOMBRE: Hago lo que puedo, licenciada, ¡no soy mago!
                  (Sigue arremetiendo contra la puerta. La mujer va de nuevo al teléfono.)
                  MUJER: ¿Sí? ¿Puede darme el número de la policía, señorita? Sí. (Anota.) Gracias. (Cuelga.)
                  HOMBRE: iÁbrete, c…!
                  MUJER: ¿Eh?
                  HOMBRE: Le digo a la puerta… Es inútil. No se puede.
                  MUJER: (Tras marcar un número.) ¿Si? ¿La policía? Sí, mire, estamos encerrados en una oficina,
                  en Tuxpan cincuenta y cuatro… ¿Que qué? Estamos encerrados... Yo y el ingeniero Lara… No, no
                  estamos haciendo nada… No le veo lo gracioso, señor... ¿Quiere hacerme el favor de comunicar-
                  me con su superior o con alguien que pueda ayudarnos?... ¡Majadero! (Cuelga de golpe.)
                  HOMBRE: ¿Qué pasó?
                  MUJER: Mmmh. Con esta policía no necesitamos delincuentes. ¿No se puede abrir esa
                  porquería?
                  HOMBRE: Ya intenté todo. Tal vez si pidiéramos auxilio por la ventana.

                                                                                  Fuente: Emilio Carballido, Avanzada: más teatro joven, p. 32.



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