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Cuhullin: ¡Eres muy amable, mujer! Pero a mí me Narrador 4: Oona también había inventado eso, así
pesa más todavía saber que no está en casa, porque que cuando él regresó, hizo igualmente todo lo
me dijeron que lo encontraría aquí. posible para no mostrarse sorprendida.
Oona: Pues te engañaron, porque Fin está en su Oona: Ven ahora y come.
paso. Se marchó a toda prisa, presa de rabia. Parece Narrador 2: Lo hizo sentar y le puso su comida
que un gigante llamado Cuhullin está tras de él, y Fin enfrente, con una enorme pila de hogazas de pan, las
fue a darle una lección. mismas que había preparado con una placa de hierro
Cuhullin: Entonces iré a buscarlo ahí, porque yo soy adentro.
Cuhullin, y no descansaré hasta desmentir que es Narrador 3: Cuhullin tomó una hogaza y le hincó el
más fuerte que yo. diente.
Oona: ¡No te apresures tanto! Entra y reposa un rato. Cuhullin: ¡Aaahhhhhh, por todos los rayos! ¡Mujer!,
Lo necesitarás; porque si es Fin con quien vas a ¿qué pusiste dentro de este pan?
pelear, ¡es del doble de tu tamaño y diez veces más Oona: ¡Nada! ¿Qué te ocurre, grandote? ¡Mi esposo
fuerte de apariencia! come seis docenas de ese pan todos los días!
Narrador 1: Fin estuvo a punto de caerse de la cuna, Cuhullin: ¿Dices que come esta cosa? Sin duda es
muerto de miedo. tan fuerte como la roca, ¡porque yo he perdido uno de
Fin: ¿Cómo se le ocurre parlotear así? ¿Por qué no mis dientes frontales a la primera mordida!
deja que se vaya? Oona: ¿No te dije que eras un alfeñique en
Narrador 4: Pero Oona no tenía ninguna urgencia de comparación con Fin? ¡Lamentarás el día en que te
deshacerse de Cuhullin. ponga las manos encima!
Oona: Acomódate aquí y en un instante te prepararé Cuhullin: ¡Tonterías! Si él puede comer este pan, ¡yo
de comer. Ya horneé el pan y tengo una deliciosa olla también puedo!
de caldo en el fuego. Mientras esperas, ¿podrías Narrador 1: Tomó otra hogaza y hundió sus dientes
hacerme un favor? A esta hora entra un viento muy en ella.
frío por la puerta. ¿Serías tan gentil de voltear la Cuhullin: ¡Aaahhhhhh! ¡Ya perdí otro diente!
casa? Fin siempre lo hace cuando está aquí. Oona: ¡Qué bueno entonces que jamás vayas a
Cuhullin: ¡Claro! enfrentarte a Fin! ¡Perderías más que dos dientes de
Narrador 2: Se puso de pie y salió. Sin la menor adelante!
dificultad, levantó la casa entera y la dirigió a otro Cuhullin: ¡No te burles de mí! ¡No creo que ningún
lado. hombre coma un pan como este!
Narrador 3: Oona se mostró un poco sorprendida, Oona: Pues no lo creas. Pero espera a ver esto.
porque ni el mismo Fin habría podido hacer eso; lo Narrador 4: Tomó una hogaza de la mesa y se
había inventado para atemorizar a Cuhullin. Pero acercó a la cuna donde Fin yacía vestido como un
recuperó la compostura cuando este volvió. bebé.
Oona: Gracias, ¡qué amable! Hay otra cosa; espero Oona: Este es el hijo de Fin. ¡No es precisamente un
que no te moleste lo que te voy a pedir. muchachito! Igual que su papá.
Cuhullin: Pídeme lo que quieras, buena mujer. Fin: ¡Bu, buu! ¡Bu, buu!
Oona: Fin iba a abrir un pozo nuevo para mí cerca de Oona: Ten, palomito, come un poco de pan.
la casa, pero se marchó tan enfadado que lo olvidó. Narrador 2: Este pan se parecía a los demás, pero
Debajo de esa roca hay mucha agua; todo lo que Oona sabía que era el único sin una placa de hierro.
necesitas hacer es mover la montaña. Narrador 3: Oona le guiñó un ojo a Fink. Este mordió
Cuhullin: De acuerdo, voy a ver si la encuentro. el pan tan fuerte que le arrancó una mitad a la
Narrador 1: Salió otra vez. Desde la puerta, Oona vio hogaza.
que metía sus grandes dedos en una pequeña grieta Fin: (mastica el pan con la delectación de un bebé)
en la roca, y que con un par de tirones desgarraba la Cuhullin: ¡Increíble! ¿Y dices que este es hijo de Fin
ladera para que manara agua. MacCool?
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