Page 209 - Saberes y Raíces - Español 1
P. 209
T-1
Ficha 6. Medicina tradicional y lengua
Para los p’urhépechas la salud se relaciona con la limpieza diaria del cuerpo, las horas de sueño, las comidas y bebidas nutricionales.
Realizan limpias espirituales con hierbas y huevos para sanar el cuerpo, también lo soban y rezan, dan infusiones y pomadas. Usan
árnica para dolores musculares, raíz de valeriana contra el colesterol alto y para mejorar la circulación de la sangre y manzanilla
para el dolor de estómago y limpiar los ojos o la nariz.
Los p’urhépechas hablan el idioma p'urhé y se reconocen tres variantes dialectales: la de la región lacustre, central y serrana.
Fuente: Elisa Loncón Antileo, Memoria del Foro de consulta sobre los conocimientos y valores de los pueblos originarios de Michoacán,
hacia la construcción de una educación intercultural, pp. 38, 104, 112, 113, 114, 116 y 117.
a) Busquen en el diccionario las palabras resaltadas en la Ficha 2 y comenten su significado de forma grupal.
b) Pueden consultar información sobre los grupos indígenas que viven en su entidad, sus costumbres, tradiciones,
lengua y demás en: https://links.edebe.com/kjrtfp. Seleccionen en el recuadro de búsqueda avanzada su entidad y
hagan clic en el pueblo para consultar la información.
c) O bien, consulten el Catálogo de las lenguas indígenas nacionales en: https://links.edebe.com/amBeED
6. Comenten las ventajas del legado de los p’urhépechas y del pueblo que hayan elegido y realicen una lluvia de ideas acerca
de lo que pasaría si las lenguas y estos legados se perdieran. Anótenlas para considerarlas al momento de inventar el cuento.
Fase 3 ¡Manos a la obra!
En esta fase, retomarán sus reflexiones acerca de las ventajas de conservar las lenguas y el legado del pueblo indígena que
eligió cada par de equipos para que uno invente la versión del cuento donde sí se conserva el legado del pueblo originario
y el otro equipo uno donde éste se pierde.
7. Inventen qué ocurrirá en la historia de su cuento. Lean este ejemplo con base en lo investigado sobre el legado
p’urhépecha.
Tata Kueraipiri, el dios creador universal de los p’urhépechas, en un sueño le dijo a Naná Kutsi, la Madre Luna, que los
miembros de la comunidad p’urhépecha entrarían en un sueño despiertos y dejarían de hablar la lengua p’urhé, entonces
comenzarían a vender sus tierras para sobrevivir, olvidando la importancia de cultivar los alimentos como nosotros lo ha-
cemos, dejando que la tierra se mantenga húmeda y abrace las semillas para cosechar granos de maíz fuertes, entre otros
alimentos. Las nuevas generaciones no sabrían cómo curarse con plantas, por eso ella debía hacer algo para evitar esta
gran pérdida.
Naná Kutsi no sabía cómo obedecer este mandato, ya había visto cada noche cómo las madres y los padres no les ha-
blaban en p’urhé a sus hijas e hijos. Entonces pidió consejo a Tata Jurhiáta, el Padre Sol, y juntos se les ocurrió que la única
solución para que se conservara la lengua p’urhé sería que ella cantara en las noches en esta lengua, entrara en los sue-
ños de los p’urhépechas y a través de imágenes y cantos todos la recuperarían.
A partir de ese día, a la media noche, cuando el sueño profundo se había apoderado de los p’urhépechas, vivieran don-
de vivieran, empezaban algunos a recordar las palabras con su fuerza y sonoridad y otros las aprendían. Ningún otro sueño
cruzaba sus mentes, sólo cantos e imágenes los arrullaban, al despertar decían algunas frases en esta lengua y se sorpren-
dían a sí mismos hablándola. Los abuelos y abuelas les contaban historias y les enseñaban oficios, remedios medicinales,
entre otros conocimientos.
Entonces un hombre mestizo que les compraba parte de su cosecha escuchó que en la comunidad cada día más perso-
nas hablaban en esta lengua y como él no la entendía quiso obligar a quienes tenían trato con él a hablar en español, pero
una mujer del Consejo de Ancianos le explicó que no, que si él quería que ellos siguieran vendiéndole frijol, chile, mole, en-
tre otros productos, debía comenzar a hablar p’urhé porque ellos nunca más dejarían de hablarla. Así fue como se conser-
vó el legado p’urhépecha hasta nuestros días.
209