Page 105 - Saberes y Raíces - Español 1
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               6.   Lee en silencio el siguiente texto y completa el esquema con su información.



                                                           El dueño del pozo
                   Cuentan que, en un rancho, vivía la familia Balam.
                   El padre se llamaba Eduviges; su esposa, Alberta Yam y sus hijos e hijas, Cristina, Manuela, José y Pedro.
                   En  el  rancho  se  criaba  ganado  y  se  cultivaban  árboles  frutales  y,  para  cuidarlos,  los  Balam  tenían  que  sacar  agua
                    del pozo.
                   Siempre lo hacían en la mañana, antes de las doce, porque don Eduviges les decía:
                   —No vayan a buscar agua a esa hora, porque les sale el Negro.
                   —¿El Negro? —preguntaban sus hijos.
                   —Sí —contestaba don Eduviges —ese pozo tiene dueño.
                   Sus hijos no comprendían qué hacía ese “Negro” allí, si la familia Balam era dueña del te-
                   rreno y, por lo mismo, del pozo.
                   —¿Quién es? —insistían a su padre.
                   —El viento —respondía don Eduviges muy serio. Y nada más.
                   Pero su hija Manuela quería comprobar si lo que decía su papá era cierto y, sin decirle nada
                   a nadie, fue a buscar agua a las doce del día.
                   Al querer sacar agua del pozo, la muchacha sintió que alguien le jalaba el cubo. Se inclinó y no vio a nadie. Pero, al en-
                   derezarse, sintió que alguien la cargaba y empezó a gritar.
                   —¡Papá!, ¡ayúdame! ¡Que el Negro me está llevando!
                   Su papá salió corriendo con una soga remojada y se acercó hacia donde oía a su hija. Pero cuando se disponía a agarrar-
                   la, se encontró con que ya la muchacha estaba encima de la albarrada.
                   Al fin, el padre la bajó y la tomó en sus brazos, y, en ese mismo momento, Manuela se desmayó.
                   Tardó una hora para volver en sí. Y entonces, la llevaron con un señor que curaba, un hierbatero, pero él le dijo:
                   —Esta muchacha no vivirá mucho tiempo, pues el dueño del pozo se enamoró de ella.
                   Desde entonces, a Manuela le daba mucho sueño. Hasta que un día, su mamá fue a despertarla y vio que estaba muerta.
                   Nadie más ha ido a buscar agua al pozo a las doce del día.
                                                                                   Fuente: Carmela Balam, Cuéntanos lo que se cuenta, p. 19.



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                                              Participación                 Secundario:

                                                                            Incidental:

                                                                            Protagonista:

                   Personajes                    Papel                      Antagonista:


                                                                            Tritagonista:

                                                                            Planos:
                                             Características
                                                                            Redondos:

                                                                            Estáticos:
                                               Evolución
                                                                            Dinámicos:


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