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mi habitación está junto a la de Julia. Todos los cuartos
           tienen ventanas que dan al jardín de la casa, y puertas
           que abren al corredor. Una noche, nuestro padrastro
           fumaba en su habitación sus fuertes cigarrillos indios.
           Julia no podía dormir porque los olía en su cuarto, así
           que entró en el mío para que habláramos. Antes de que
           regresara a su cama, me dijo: ‘Helen, ¿alguna vez has
           escuchado un silbido en medio de la noche?’
                                                                                      locked,
           ”Esto me sorprendió. ‘No’, le dije.                             speckled, whistle
                                                                             Glosario en las
           ”‘¡Qué raro!’, exclamó. ‘A veces oigo un silbido, pero no          páginas 92-94
           sé de dónde viene. ¿Por qué tú no lo oyes?’

           ”Me reí y dije: ‘Duermo mejor que tú’. Se marchó
           entonces a su recámara y cerró la puerta con llave detrás
           de ella”.

           “¿Por qué cerraban sus puertas con llave?”, preguntó
           Sherlock Holmes.

           “Teníamos miedo de los animales salvajes, y de los
           gitanos”, contestó ella.

           “Continúe, por favor”, dijo Holmes.

           “Esa noche no pude dormir. Fue una noche muy
           tormentosa, con mucho viento y lluvia. De repente oí el                                scream (n.):
           grito de una mujer. Era la voz de mi hermana. Salí de                                      grito
           prisa al corredor y justo en ese momento escuché un
           silbido, y un minuto después el ruido de metal al caer. No
           supe qué era. Corrí a la puerta de mi hermana. Ella la
           abrió y cayó al suelo. Tenía el rostro pálido y contraído
           de temor, y gritaba: ‘¡Ayúdame, ayúdame Helen! ¡Estoy
           enferma, me muero!’ La rodeé con mis brazos y exclamó
           con una voz espantosa: ‘¡Helen! ¡Ay, Dios mío, Helen!
           ¡Era la cinta! ¡La cinta moteada!’ Quiso decir más, pero
           no pudo. Llamé a mi padrastro, quien inentó ayudarla,
           pero nada pudimos hacer. Fue así como murió mi muy
           querida hermana”.












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